El maestro Antón García Abril abría las sesiones del Taller de Composición en la Escuela de Altos Estudios Musicales el día 24 de noviembre de 2014 con esta disyuntiva que se convirtió en una constante a lo largo de los ocho meses de duración del curso.

«El acto de componer supone un hecho natural al que se le suma la técnica»

El compositor produce las ideas como elementos de inspiración, pero esto no basta para producir una obra musical. Necesitamos conducir esa idea de un punto a otro, y esto lo hacemos mediante la técnica. Las intuiciones quedan enseguida cortas. Sin técnica, es imposible realizar una obra musical.

A la vez, las ideas surgen de la técnica; no hacemos nada que no sepamos. Cuando la técnica va creciendo, las ideas van creciendo.

«La creatividad del compositor está marcada por su técnica»

Los dos componentes se retroalimentan: la inspiración se conduce con la técnica y la técnica lleva a la inspiración. El artista parte de lo que siente y lo encuentra en su técnica que, a su vez, dignifica a la inspiración. Por tanto, ninguno de los elementos de la obra de arte -intuición y técnica- es válido por separado. Los dos terminan siendo una sola cosa.

«Todo es posible cuando se hace arte con la técnica»